La Región Pampeana recibe para su conformación el aporte de dos corrientes musicales diferentes:
una andina (con epicentro en Lima, Perú) que llega en forma directa a través de Cuyo
y más indirectamente con los hacheros de Santiago del Estero y la otra que corre a lo largo
del Atlántico (desde Río de Janeiro, Brasil, hasta principios del siglo XIX y de ahí en
más desde Buenos Aires). Es ésta la que más influyó en la región. Por Cuyo y Tucumán
ingresarán las danzas llamadas picarescas. Pero a partir de 1810 en el área pampeana se comienza
a sentir la influencia de Buenos Aires con bailes de tipo Minuet y luego llegarán las Contradanzas.
Más tarde el Vals, danza de pareja enlazada y la Polca, la Mazurca, el Chotis y otras. La Milonga
y por último el tango, se incorporará también a los gustos locales.
El Triunfo y la Huella estuvieron vigentes hasta 1930-40. Pero antes habían caído en desuso,
o sólo las bailaban los mayores, el Pollito, el Remedio, la Refalosa, la Firmeza,
el Escondido, los Amores y el Sombrerito. Hasta los años ’70 en el campo se bailaban
los bailes de a dos como el Gato, en sus variedades Polqueado y Encadenado y,
en especial en la zona norte, también la Chacarera. Para la misma década aún
se encontraban en los bailes de campo el Vals -valse o valseado-, la Polca,
la Mazurca -bajo el nombre de Ranchera- junto a otras danzas no folklóricas
como el Corrido, Pasodoble o la Milonga.
El malambo presenta en esta región características diferenciales. El estilo y la milonga
son las canciones o especies líricas de La Pampa.
El folklore literario es muy rico y variado, haciéndose presente a través de leyendas
de creencia, cuentos, refranes, relaciones, etc. Aquí se destaca la figura del payador,
poeta repentista que demuestra su creatividad con el contrapunto, o la payada individual.
La cifra fue la especie preferida de los payadores hasta principios del siglo XX cuando
comenzó a reemplazarse por la milonga.
La payada constituye un género plenamente vigente y en algunos lugares
perdura aún la serenata.
viernes, 28 de mayo de 2010
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